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A principios de este año, el Partido Socialista ha propuesto leyes laborales más liberales, simplificando el procedimiento para el despido de los trabajadores y obligando a trabajar más por menos dinero. Ahora los empleadores podrán aumentar las horas de trabajo de los empleados y reducir sus salarios por las horas extra. El objetivo de la ley es reducir el gasto de los negocios en la crisis económica a costa de los trabajadores.
Las protestas contra la ley anti-nacional demuestran la crisis de las fuerzas de izquierda en Europa. El presidente francés, Francois Hollande, es un representante de la versión liberal de la "izquierda". En este sentido, el enfoque de su política no es la lucha por los derechos de los trabajadores y la justicia social, sino la globalización y el "progreso, incluyendo la destrucción de los valores tradicionales (un papel que la izquierda está abierta a jugar en la política). En lugar de apoyar a los trabajadores, los socialistas franceses, como la mayoría de sus colegas en Europa, apoyan a los sodomitas y a las grandes empresas.
Durante el gobierno de François Hollande, las cifras de desempleo en Francia han alcanzado un nivel sin precedentes: más del 10% (mucho más que en su predecesor republicano de derecha, Nicolas Sarkozy). Pero a finales de enero, Hollande se vio obligado a imponer una situación económica de emergencia en el país en un contexto de alto desempleo.
Hollande y el Partido Socialista gobernante están perdiendo rápidamente su popularidad incluso entre las fuerzas de izquierda. La incapacidad para hacer frente a los niveles críticos de desempleo, para defender los derechos de la clase obrera y para garantizar la seguridad del país (los ataques del 13 de noviembre en París), todos estos factores ponen en duda la legitimidad del Partido Socialista. La tasa de popularidad de François Hollande ha alcanzado un nivel crítico, un 14%. El líder del Partido de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, ha participado activamente en las protestas, abogando por la protección de los intereses de la clase obrera francesa y por el levantamiento de las sanciones contra Rusia, es decir, contra las políticas pro-estadounidenses de Hollande.
Los representantes de los liberales de izquierda de la "nueva izquierda" y los "verdes", que están supervisados por las entidades de George Soros, también están tratando de utilizar las protestas en su beneficio. Han organizado el movimiento Nuit debout (Noche en pie), similar ideológica y organizativamente a las asambleas de Occupy Wall Street.
Al mismo tiempo, hay un proceso de "desplazamiento hacia la izquierda" en el campo económico tradicional del Frente Nacional. Ahora, la líder del partido, Marine Le Pen, es el político más popular del país: su porcentaje de popularidad alcanza el 30%. Dadas las escasas probabilidades de que la extrema izquierda y Mélenchon lleguen al poder (su calificación esta a la par que la valoración actual del presidente), la única fuerza política que realmente puede proteger a los trabajadores es el Frente Nacional de Francia.
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