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El 21 de septiembre, durante una conferencia del Ministerio de Defensa de Rusia, el general Igor Konashenkov dijo que el dron de combate estaba en el área del asentamiento de Urum-El-Kubra, el lugar donde se encontraba el convoy humanitario. El aparato no tripulado estaba unos minutos antes del ataque y se retiró después de unos 30 minutos.
Además, hay imágenes de satélite de un coche con un mortero desplazándose cerca de la columna humanitaria.
El 19 de septiembre, al anochecer, un convoy conjunto de la Media Luna Roja Árabe Siria (SAKP), y las organizaciones humanitarias de la ONU, fue atacado en la zona de Urum al-Kubra, en el noroeste de la ciudad de Alepo. El convoy constaba de 31 camiones y llevaba ayuda humanitaria a 78.000 personas. Como resultado, más de 20 personas murieron, e inmediatamente después de la incursión, la carga fue saqueada por los terroristas apoyados por los Estados Unidos.
Los Estados Unidos de inmediato acusaron a Rusia de atacar el convoy humanitario, pero a continuación dijeron que no tienen ninguna prueba de ello.
Anteriormente, el sábado, el grupo aéreo de la coalición occidental, que incluye aviones de Estados Unidos, Dinamarca, Canadá, Gran Bretaña y Australia, atacó a las fuerzas del gobierno sirio, matando a más de 60 personas.
Estos incidentes demuestran la incapacidad creciente de los Estados Unidos para resolver problemas complejos a través de medios diplomáticos. Las acciones de las personas responsables de tomar las decisiones militares y políticas en Washington se están haciendo cada vez más inadecuadas. De momento, estos fallos son particularmente evidentes en el frente sirio, pero se espera que los Estados Unidos cometan cada vez más acciones erróneas y destructivas en otras áreas, incluso en la relación con sus aliados.
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