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En su discurso, Clinton se ha centrado en el concepto de excepcionalidad estadounidense. Según Clinton, los Estados Unidos tienen el derecho y la obligación de dirigir el resto del mundo, y dictar las condiciones del desarrollo global. Como se esperaba, la declaración de Clinton fue hecha en clave neoconservadora. El ex secretario de Estado afirmó que Estados Unidos debe ser una potencia hegemónica mundial a cualquier precio. "No importa qué precio tengamos que pagar, no importa cuán pesada sea la carga, Estados Unidos debe liderar", dijo.
Clinton criticó al presidente ruso, Vladimir Putin, quien anteriormente hizo comentarios negativos sobre el concepto de la excepcionalidad estadounidense, y lo comparó con su rival, Donald Trump. Trump propuso renunciar a la centenaria política intervencionista, y promover una posición más equilibrada y antihegemónica en la política estadounidense.
En su discurso, Hillary se ha comprometido a hacer frente a los "dictadores" para apoyar la difusión de los valores liberales, y responder a los retos de "países como Rusia, China, Irán y Corea del Norte". De hecho, es una política de guerra contra los adversarios de Estados Unidos, especialmente contra Rusia y China. El candidato presidencial también se comprometió a aumentar el gasto militar, y tomar la iniciativa en el ciberespacio imponiendo sus propias reglas para el resto del mundo.
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