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Los disturbios en Skopje se produjeron después de que el presidente George Ivanov, bloqueara el martes los procedimientos legales contra los primeros partidos políticos y anunciara una amnistía. Cientos de personas se reunieron en el centro de la capital y corearon consignas contra el gobierno. A la concentración le siguieron los actos de vandalismo. Es la segunda noche seguida que se producen acciones espontáneas dirigidas contra el gobierno actual.
Los políticos de la UE han reaccionado inmediatamente a lo que está sucediendo, acusando al presidente de Macedonia, de violar el Estado de Derecho. En declaraciones oficiales han expresado su "profunda preocupación" por lo que está sucediendo.
Esta no es la primera vez en que Occidente interfiere en los asuntos internos de Macedonia.
El incidente en la frontera entre Grecia y Macedonia, unos días antes, donde se utilizaron gases lacrimógenos contra los inmigrantes ilegales, también se interpretó como un episodio más en una serie de acciones de un "régimen opresor".
Es obvio que, dado que los intentos de los Estados Unidos y de Soros, a través del representante de la oposición, Zoran Zaev, de chantajear al gobierno de Nikola Gruevski con los registros de las llamadas telefónicas recibidas de la CIA, no lograron resultados significativos, Occidente decidió ejecutar un "guión" todavía más duro. Si el gobierno hace concesiones significativas a los liberales, apoyados con la presión diplomática de la UE y de los Estados Unidos, serán capaces de apoderarse rápidamente del poder político en este país.
La única opción es la introducción de medidas estrictas contra los disturbios organizados. Esto puede dar lugar a sanciones por parte de la UE y los Estados Unidos, pero en términos estratégicos sería mejor para Macedonia. La UE sólo puede asustar el gobierno de Macedonia con que no aceptará al país en la UE y la OTAN. Pero, de hecho, la presión occidental se debe a las inversiones de China en el oeste del país y, anteriormente, a la posibilidad de la construcción del gasoconducto ruso. De todos modos, un mayor acercamiento a Occidente significa una pérdida de soberanía para Macedonia, mientras que el mantenerse como un estado neutral puede traer dividendos en el futuro.
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