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La duración del debate fue exactamente de una hora y media, dividida en 6 unidades temáticas de 15 minutos. Por tradición, los equipos de los candidatos discutieron con anterioridad las condiciones de la próxima batalla verbal hasta el último detalle: desde cómo saldrán los candidatos al escenario, hasta si el presentador tiene el derecho a corregirlos en el caso de que Trump o Clinton cometieran un error en sus intervenciones.
Durante el debate se discutieron cuestiones comerciales, las relaciones raciales, la política exterior, las finanzas personales y la ciberseguridad.
Antes del debate, la mayoría de los expertos coincidieron en que el tema principal de la retórica de Hillary Clinton sería la protección de los derechos de las minorías, mientras que Trump se centraría en la incompetencia de su oponente y en la retórica patriótica.
Clinton tuvo respuestas inciertas en una serie de preguntas. Sin embargo, los medios corporativos trataron de mostrar a Clinton en mejor forma de lo que realmente está. Incluso los medios de comunicación asociados a los republicanos se pusieron del lado de Clinton, lo que muestra las profundas divisiones en la sociedad estadounidense.
Claramente, Trump ganó el debate y estuvo más seguro en sus intervenciones.
Por primera vez en mucho tiempo en la carrera presidencial en los Estados Unidos, se están enfrentando los portadores de los distintos enfoques geopolíticos. Clinton es una seguidora clásica del neoliberalismo, la globalización y la hegemonía mundial, mientras que Trump se encuentra en las posiciones del realismo, abogando por la defensa de los intereses nacionales y el retorno a los patrones sociales tradicionales estadounidenses.
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