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La posición de Estados Unidos no ha cambiado: a largo plazo, los estadounidenses todavía insisten en la renuncia de Bashar al-Assad. En el corto plazo, los estadounidenses exigen el cese de las operaciones contra los terroristas en Alepo, organizar el llamado "corredor humanitario", y el fin de los vuelos de la aviación siria. Al mismo tiempo, los Estados Unidos y Rusia deben comenzar una campaña antiterrorista conjunta.
De hecho, los estadounidenses exigen que Rusia proporcione otra pausa a los combatientes, y se una a la estrategia de guerra estadounidense. Al mismo tiempo, la posición de los propios Estados Unidos en Siria es extremadamente inestable. Los turcos, aliados de la OTAN, están librando su guerra contra los kurdos sirios, que son apoyados por los Estados Unidos. Los terroristas son derrotados en Alepo, y su éxito en algunas partes del frente, no quita para la pérdida de control estadounidense sobre la situación en el país.
El factor que puede conducir a Rusia a llegar a un compromiso, es el agotamiento de las tropas del gobierno sirio durante los años de guerra, a diferencia de los insurgentes, que tienen recursos humanos casi ilimitados (los islamistas de todo el mundo). Sin embargo, la capacidad de combate de los terroristas dependerá de las inyecciones de capital extranjero, y la caída de los precios del petróleo tuvieron un impacto negativo en las economías del Golfo Pérsico, los principales patrocinadores de los islamistas. Dada la situación, es poco probable que Rusia esté de acuerdo en hacer concesiones serias a los Estados Unidos.
En el contexto de la operación turca en Siria que se lleva a cabo de forma independiente de los Estados Unidos y Rusia, no puede existir ninguna estrategia de paz viable en el proceso de negociación sin la implicación turca. Este es otro factor que contribuye al efecto limitado de las conversaciones de Ginebra.
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