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El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, propuso la idea de un levantamiento gradual de las sanciones a Rusia, y relacionó las perspectivas de mejorar las relaciones políticas y económicas con Rusia a la aplicación de los acuerdos de Minsk. Esta declaración de Steinmeier es una especie de compromiso entre la posición de los europeos soberanistas y continentalistas soberanía - los partidos de derecha: el Frente Nacional (Francia), la Liga Norte (Italia), el Partido Liberal de Austria (Austria), Alternativa para Alemania (Alemania), que prevén el levantamiento inmediato de las sanciones y la alianza con Rusia, y la posición de Estados Unidos que, a pesar de todo, apoya la continuación de las sanciones.
Esta posición, así como los planes con los que el presidente de la UE, Jean-Claude Juncker, piensa ir al Foro Económico Internacional que se celebrará en junio en San Petersburgo (contra el que protestaron los Estados Unidos), no refleja la voluntad de las élites europeas de mejorar las relaciones con Rusia, sino que están privados de libertad para actuar. Para no perder su popularidad y no causar la ira de sus propios empresarios, los líderes europeos, por un lado, habalan acerca de las oportunidades para mejorar las relaciones con Rusia, pero, por el otro, los EEUU presionan para que estas declaraciones no se hagan realidad.
Los Estados Unidos juegan a dos manos con una situación tal en Europa. les permite no prometer nada a Rusia, y exirgirle a ésta concesiones a través de Europa a cambio de declaraciones no corroboradas. Ya que la élite europea actual está totalmente ligada a los Estados Unidos, los estadounidenses no deben temer que Europa llegue a acuerdos con Putin a sus espaldas. Los elementos de la sexta columna en el gobierno ruso utilizan estas declaraciones de los europeos para impulsar su posición de un compromiso con Occidente y renunciar a parte de la soberanía rusa.
El gobierno ruso, representado por el presidente Putin, ya ha declarado la imposibilidad de tal compromiso, lo que reduce aún más la posibilidad para los líderes europeos. Un efecto secundario de la política estadounidense en la cohesión de Europa contra Rusia, puede ser un aumento en la probabilidad de que los partidos euroescépticos lleguen al poder, contra la demostración evidente de debilidad y del carácter antinacional de las élites europeas gobernantes. Para poner fin a esta amenaza serán utilizadas contra los partidos de la derecha la represión y las campañas mediáticas. No podemos excluir provocaciones mayores en Europa, dirigidas contra Rusia y los euroescépticos.
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